En La Cocha o Lago Guamuez (en Nariño), humedal hermano de nuestro Lago de Tota, la corporación autónoma Corponariño ha emitido la Resolución No. 1006 fechada 09 de Nov/2015, que impone una serie de medidas y ajustes a la producción piscícola de trucha en jaulones flotantes, a partir de conclusiones arrojadas por un estudio de capacidad de carga (2014), y las medidas propias de manejo del humedal que incluyen el Plan de Manejo como sitio Ramsar que es (
sitio #1047, año 2001).
Ver/descargar:
Corponariño_ Resolución 1006 de 2015.
Son muchos los aspectos de los cuales el Lago de Tota y sus autoridades deben observar y aprender de estas medidas.
Llama la atención que, con una producción de 752 Ton/año según estudio de capacidad de carga (2014), en La Cocha se considera que "
la producción existente ha saturado la capacidad del lago, situación que puede originar el deterioro del recurso hídrico..." (art. 2 Res. 1006/2015), mientras en Lago de Tota con una producción superior a 1,000 Ton/año (fuente: Minambiente 2013) y con advertencias muy sonadas de rechazar la piscicultura de trucha en jaulones por riesgos delicados de deterioro en calidad hídrica posterior (Vollenweider, 1983), se sigue con la actividad y en algunos casos se observa (evidente a la vista) aumento en las áreas de ocupación de cauce, aspecto claro en al menos dos pisciculturas (de las 7 actuales) en Tota. No obstante, para el Lago de Tota vale resaltar que desde hace un tiempo (aprx. 1 año) se adelanta un esfuerzo privado -conocido en dos piscicultores- por ofrecer solución (retiro, y gestión posterior) al vertimiento de residuos orgánicos desde los jaulones, tema del cual a su vez hay reclamaciones de los productores ante la autoridad ambiental por cuanto de ello no se define una viabilidad.
Esto considerando que, La Cocha es un humedal con muchas similitudes a Tota (siendo Tota un lago mayor, pero no muy diferente en tamaño del espejo de agua, volumen, altitud, ecosistema alto-andino de su cuenca) aunque más vital y protegido (es humedal Ramsar), más húmedo (precipitaciones cercanas al doble que en Tota) y con una cuenca aportante bastante mayor (en extensión aprx. el doble que la cuenca Tota).
No obstante, nos parece de particular y delicada importancia contrastar en todo el análisis, el tiempo de residencia, o tiempo necesario para que el volumen del lago se renueve. Para La Cocha, se menciona un tiempo de residencia de 6.22 años (estudio de capacidad de carga 2014), mientras que Tota tendría un tiempo de residencia de 30 años (fuente: profesor Dr. César Octavio Rodríguez, UN - escuchar min. 48:40 en adelante, entrevista 27 de Marzo 2013
aquí). Es decir, que en Tota reside el agua (y por ende los vertimientos disueltos asociados) casi 5 veces más que en La Cocha. Por tanto, sería muchísimo más delicado y peligroso dejarle vertimientos a Tota, pues simplemente tarda un tiempo largo en evacuarlos de forma natural.
Sobre esto último, baste ahora recordar -una vez más, lamentablemente ante el oído sordo de las autoridades en los últimos 32 años- las palabras del limólogo Richard Vollenweider cuando redactó su
Informe Lago de Tota (1983), en que afirma entre otras muchas sentencias de valor para atender: "
Debe reconocerse que el largo período de tiempo de renovación del agua del lago [de Tota] es extremadamente sensitivo (lo que es puesto dentro del lago se queda en el lago por un largo tiempo)" (Informe Lago de Tota, R.Vollenweider, 1983, p.19,
visible aquí). Lo decía y advertía al tiempo que recomendaba rechazar la piscicultura de trucha en jaulones flotantes, cuando para el Lago de Tota se proponía con estudios basados en suposiciones, una explotación piscícola de 190 T/año -y que en los últimos años ha sido en promedio 1,000 Ton/año-.
Reflexión:
La Cocha y su autoridad con estudio de carga hecho en 2014, impone ajustes notorios a la piscicultura de trucha en jaulones, en 2015. Tota con
Informe Lago de Tota de un experto limnólogo mundial en 1983 que recomendó rechazar la actividad por alto riesgo y elevado tiempo de residencia del lago, opta por obviarlo y aún hoy su autoridad en 2015 (32 años después) está pensando qué hacer -y ante episodios ya ocurridos de muerte súbita y masiva en peces de cultivo,
culpa a la luna-.