Del tema se hizo denuncia ampliada, y se puso en conocimiento de las autoridades:
La reacción primaria del señor alcalde de Tota fue de molestia, porque así se estaba "bloqueando" el desarrollo del municipio y "negando" el beneficio a las comunidades con el arreglo de las vías, toda vez que "traer recebo de alguna mina legal" en Sogamoso significaba costos muy altos.
Poco después llegó el caso de Aquitania, con una amenaza minera de mayor escala, y de ello se hizo pública advertencia el pasado 28 de julio:
Y se fue complementando con el paso de los días, involucrando asimismo denuncia formal ante autoridades:
- Ver: Video-publicación titulada ¡POR NINGÚN MOTIVO!
- Ver: Detalles continuidad del caso Aquitania en "La Peña" (08/Ago).
Se hizo un programa de radio incluyendo ese tema:
Y fue un tema objeto de noticia en Televisión a nivel nacional (21/Ago):
La reacción primaria respectiva del señor alcalde de Aquitania fue también de molestia, porque "estábamos hablando por redes sociales y sin argumentos", con lo cual "estábamos desinformando" y de paso "afectando el desarrollo" del municipio (al negarse una oportunidad de recebo, para las vías).
Es un caso que, está ya bajo la lupa de autoridades ambientales, mineras, gestión del riesgo, disciplinarias, e incluso penales. Será por tanto un desenlace que está por verse, para comprender con claridad los argumentos de parte y parte.
Mina en Cuítiva |
- Ver: Opinión complementaria sobre el caso (14/Oct).
La reacción respectiva del señor alcalde de Cuítiva ha sido el silencio y el inmediato acto de "desetiquetar" su nombre en redes sociales sobre el tema.
Un caso nuevo que, también ya está comenzando a ponerse en conocimiento de las autoridades respectivas, para lo de su competencia.
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Y surgen así con esto, varias reflexiones, varias lecturas de lo que pasa (y ha sido una constante en la gobernabilidad y la gobernanza del territorio) o pueda estar pasando, que dejamos a la interpretación del lector:
- ¿Qué elementos comunes hay en todo ello?... e incluso, ¿qué personas, contratistas, autoridades, "honorables" o funcionarios puedan estar vinculados transversalmente en todo esto?
- ¿Qué tipo de filtros y controles, y qué tan efectivos y eficaces, tiene nuestro sistema para enfrentar estas situaciones de manera oportuna?, antes de que se cometan las irregularidades.
- ¿Qué papel está jugando la educación y la cultura, escolar y familiar, en la formación de todos nosotros, de nuestra sociedad, para que estos hechos hayan sucedido innumerables veces, sigan sucediendo, al punto que "no vemos" y la irregularidad ya parece la norma?
- ¿Qué tanto coraje y carácter nos acompaña, a la hora de identificar y señalar irregularidades, especialmente cuando coincide que "me benefician"? (porque el arreglo de las vías, por ejemplo, es claro que tiene un altísimo índice de aceptabilidad)... ¿tiene nuestra sociedad la suficiente moral para cuestionar abiertamente la afectación de bienes comunes, a costa de perjudicar nuestros propios intereses particulares?
- ¿Seguiremos como sociedad aplaudiendo "las obras" a pesar o a sabiendas del desmadre moral al que estamos destinando nuestro futuro?... ¿qué nos falta para "ver" con claridad un futuro prometedor y realmente sostenible, moralmente responsable?
- ¿A quién vamos a elegir en el poder, en próximas elecciones?... ¿tendremos la capacidad de entender quién o quiénes han estado detrás de tantos errores, y quién o quiénes pueden mostrar una hoja de vida moral más digna de apoyo?
En fin, el tema tiene tela para cortar, porque no solamente hablamos de denuncias e irregularidades, en contrapeso con necesidades comunitarias, sino de principios morales y éticos que son, y deberían ser, el mayor de nuestros activos como sociedad, porque solo así puede tener esperanza sentir orgullo de un desarrollo prudente, sostenible, responsable, digno y heredable.
Lo demás es paja. Arreglar vías (o cualquier otro acto de gobierno, o de empresa privada) a costa de dañar territorio y hacerlo además de forma irregular, al margen de la ley, es una ecuación de fácil desenlace: seguir actuando así, será solo cuestión de tiempo para vernos en la generación actual o alguna generación futura expuestos a no tener más territorio del cual "echar mano". Y el territorio mismo sabrá reaccionar, momento en el cual será tarde llorar.
Nadie escapa de esta lista de pecados y pecadores, pequeños o mayores (el que esté libre, que lance los primeros dardos, que se defina como ciudadano sin tacha), pero al menos queremos dejar el mensaje que nos esforcemos por mejorar, por construir una sociedad digna, más ética y respetuosa del bien común, de nuestra casa común, ésta que todos habitamos y sobre la cual no está bien dañar o gestionar daños.
Esforcémonos, reaccionemos y mejoremos nuestros niveles morales de ciudadanía, dejemos la apatía a un lado. Sin excepción, todos tenemos en esto un pasivo, y un rol a cumplir para construir una mejor sociedad.
Felipe A. Velasco
Para el blog de la Causa Tota
14.10.2017